Martín Gaite, Carmen
"...sobre un río sucio y opaco, sin reflejos, con un agua lisa y quieta de aceituna, prisionera entre altas márgenes de piedra musgosa" (p. 17).
"Estas cortinillas no se movían ni un ápice. Ni tampoco las contraventanas. Parecían ventanas pintadas o que no hubiera aire" (p. 20).
"Desde la ventana parecía que estaban en la orilla de acá, que se me venían encima y los iba a tocar con la mano, de tan estrecho que era el río. Sentía ganas de ver el mar o una llanura grande "(p. 31).
"Cerré la ventana y dejó de oirse el más leve rumor. Otra vez aquel silencio de muerte "(p. 32).