Llamazares, Julio
TEXTO 1:
Me limito, como hago siempre que viajo, a contar lo que he visto y me ha sucedido, sin pretender convertir mi viaje en una lección. Ni de historia, ni de arte, ni, mucho menos, de espiritualidad. (16)
TEXTO 2:
Aturdido, convencido una vez más de lo difícil que es hablar —y entenderse— con el clero, el viajero vuelve a la calle resignado a no poder ver el coro, como ayer le ocurrió en Astorga […]
Agotado, resignado, convencido nuevamente de que es inútil tratar de emplear la lógica cuando uno está ante la Iglesia (o sus representantes) el viajero abandona su intención y se despide de la catedral después de darle otra vuelta… (135).