Jiménez Lozano, José
TEXTO 1:
Pero, cuando Juan de las Salinas estuvo ahora preguntando por aquellos países orientales [por Teón, el pintor], en un lugar le decían que ya se había ido y en otro que no llegaría a lo mejor hasta muchos meses después; y otro día se encontraba con guerras y pestes o falta de indicaciones o de caminos para ir de un lugar a otro. (25)
TEXTO 2:
Lo primero que había que comprar era cal y pintura blanca, pintura roja, pintura azul, pintura verde, pintura morada, pintura de plata, y panes de oro; y se despacharon los correspondientes albaranes, así como los que justificaban la compra de andamios y los sueldos de los mandados o dominguillos del pintor. (109).
TEXTO 3:
Era un hombre altísismo y como una mole poderosa, que estaba riendo a carcajadas por alguna gracia que le hubiera hecho algo o alguien, y retembalaban los vidrios de las ventanas [...] y el pintor que le dio la mano se creyó que se había quedado con ella. (76).
TEXTO 4:
Y bastante tarea era ya la suya con tener que lidiar con el Maestro Teón, con lo obstinado y cabezadura que era éste, y con la tendencia que tenía, además, a pintar donnas bizantinas de aquellas tierras suyas, que no tenían ni media onza de carne y, sin embargo, sí muchas piedras preciosas en los vestidos. Y Don Absalón creía que tenía toda la razón Aurelia Agripina cuando afirmaba que no podía ser que el pintor antiguo las hubiera pintado en aquel estilo alejandrino sino en el de por aquí, donde las mujeres, fueran santas o no, tenían más de una onza de carne y nada de piedras preciosas. (86).
TEXTO 5:
[Audencio, el tonto de Jadraque] sabía más geografía e historias antiguas y modernas que Estrabonio y Heródoto juntos, y por eso mismo le llamaban ‘el tonto’, porque ésta era una palabra que quería decir, en esta tierra, que era lo más excelso, y equivalía a llamarle sabio en todas las cosas y en especial en esos asuntos de los acontecimientos y los territorios. (94).
TEXTO 6:
En lo alto de este boceto, se veía precisamente a un ángel descolgando el sol y la luna, y a otro envolviendo la tela azul del cielo con sus estrellas, y a otro descolgando y envolviendo también el decorado de las selvas y los prados, y el papel de plata de los ríos, los mares y los océanos. Pero luego era necesario en las escenas de más abajo seguir pintando casas y árboles, y animales y seres humanos, y comentando los efectos colaterales de aquel Juicio y sus consecuencias. (114-5).
TEXTO 7:
[En el mapa del Juicio está apuntado] quién es el padre de cada quien y cada cual, el autor verdadero de cada libro, quien robó los huevos o las mismas gallinas, quién disimuló, vendió o quebrantó virginidades, y quién nunca dijo una verdad y fue dorador de las mentiras propias y de las ajenas […] Incluso se sabrá si este amigo Juan de las Salinas es cristiano verdadero o tan nuevo que es falso, y también se sabrá si Vuestra Merced, pintor de las tierras griegas y del frío, o del cálido clima del Oriente, sabe pintar y acertará a pintar lo que tiene que pintar. ¿Entendido? No andemos con andróminas ni mariconerías de músicas celestiales. (77).
TEXTO 8:
Y lo que sucedía era que quien había visto las pinturas de Teón de Alejandría ya era feliz, lo que se ha testificado, una y otra vez, ante muchos escribanos y notarios, y así mismo las largas colas de gente para contemplar las pinturas y sentirse a gusto en la vida y en la muerte. Y, “yo las vi, si Dios me vala”, decían todos, llenos de la alegría de verlas. (122)