Espacios narrativos CYL

Lugares literarios de Castilla y León

Los amores imprudentes

  • Año:
  • Espacio real:
  • Espacio imaginario:

  • Autor
  • Martín Garzo, Gustavo


  • Textos representativos

    TEXTO 1:

    La fábrica se llamaba el Caballero del Cisne por Lohengrin –dice doña Fernanda. Las latas tenían una etiqueta en que se veía a Lohengrin atravesando el lago, con su armadura de plata, en una barca arrastrada por un cisne. Y el lago era la misma laguna que tenía ante los ojos. (47).

    TEXTO 2:

    Gloria tenía una preciosa melena rubia, y solía llevar gafas oscuras que le deban un aspecto misterioso e insinuante… De vez en cuando se quitaba las gafas y entonces, por un momento, podíamos ver sus ojos cansados, traspasados a la vez de arrogancia y de tristeza. La señorita Gloria era la Dama del Lago. (80).

    TEXTO 3:

    Tenemos además a un grupo de caballeros teutones descendiendo sobre el lago en un hidroavión, —así llegaron los alemanes a la laguna del Oso— que podría recordar la barca tirada por un cisne, y a una remota Alemania haciendo de Berlín su mística Monsalvat. (68)

    TEXTO 4:

    Dorotea Jensen da el nombre de El Caballero del Cisne a su fábrica de conservas y se ocupa personalmente de hacer de este pueblo una miniatura de Bayreuth con su festival de Wagner incluido. (68).

    TEXTO 5:

    La segunda noche se oyeron gritos desgarradores seguidos de detonaciones, pero nadie supo lo que estaba pasando. Fueron aquellos gritos los que a su marcha relanzaron el rumor de que habían estado experimentando con animales y seres humanos. Un rumor que se remontaba a los primeros meses de su llegada, cuando pudo constatarse entre ellos la presencia de un oscuro personaje conocido como doctor Gregor. Según parece el doctor Gregor había tenido que ver con el célebre Josef Mengele, uno de los médicos de Auschwitz. (221).

    TEXTO 6:

    El pequeño pueblo colgaba sobre la laguna, en su ladera más abrupta, y enseguida me di cuenta que era apacible y hermoso. Uno de esos pueblos castellanos llenos de palacios y calles empedradas donde el tiempo parece no existir. (35).

    TEXTO 7:

    La casa estaba en una calle a medio trazar, junto al campo, rodeada de un gran jardín que, por la parte trasera, se convertía en un bosque… Su aspecto era abigarrado y ecléctico aunque resultaba grata a la vista debido a la claridad de los volúmenes y a la unidad de los materiales. (252).

    TEXTO 8:

    Enseguida se hizo de noche. La carretera serpenteaba por la sierra y las sombras ascendían hasta nosotros como ramas que se desprendieran de los árboles. Volví a quedarme adormilada y, cuando abrí los ojos, estábamos llegando a las Moradas. La carretera había ascendido de golpe y una peña se alzaba por encima del bosque. Frente a ella estaba la laguna del Oso. El agua casi negra otorgaba al conjunto esa belleza un poco siniestra de los paisajes románticos. (35).

    TEXTO 9:

    Me dijo que la parte de la laguna que lindaba con peña Negra era muy escarpada y que solo podía llegarse a las viejas propiedades de frau Dorotea, abandonadas desde hace años, atravesando la laguna en una embarcación. Eso fue lo que dijo: En una embarcación. Como si no estuviera hablando de atravesar una simple laguna, sino de un tránsito hacia un mundo distinto, un mundo que se regía por otras leyes y que en nada se parecía a aquel en el que estábamos nosotros. Como si la laguna del Oso fuera en realidad la laguna Estigia. (49).

    TEXTO 10:

    [...] las tenían tumbadas en pequeñas alfombras, pues aún no habían traído los ataúdes, y estaban por todos los sitios. Sus madres y sus amigas no las vestían de cualquier manera sino con sus ropas más bonitas, como si las preparan para una fiesta… aquellas muchachas eran como esas bellas durmientes que aguardan en el fondo de sus palacios. (351).

    TEXTO 11:

    Todo era más claro más nuevo, más real que nunca. Al fondo se veía la laguna, serena y oferente, como un pozo. Era como si aquella luz brillante y húmeda que se extendía por todas las cosas, dotándolas de una presencia nueva, procediera de su quieta profundidad. (119).

    TEXTO 12:

    […] en la otra orilla nos esperaban los campos de deporte, el pabellón, y, sobre todo, la piscina de aguas termales. En el pabellón se podía comer y hasta dormir, pues había al menos una docena de habitaciones siempre dispuestas para ser utilizadas. Era un invernadero con hermosas cristaleras… se podía ver la zona deportiva con sus campos de tenis, cubiertos de una fina tierra roja, su campo de balonmano y la explanada para hacer atletismo. (155).

    TEXTO 13:

    Un buen día frau Do las reunió en la explanada que había frente a la fábrica y les dijo que tenían que cerrar. No me pregunte la causa de aquella persecución. Supongo que no les gustaba que fueran mujeres las que les dijeran lo que tenían que hacer. Aquel era un mundo de hombres. (51).

    TEXTO 14:

    [...] me di cuenta de que Frau do había conservado la habitación tal y como estaba cuando vivía. Nunca se había limpiado, de forma que todo permanecía como ella lo había dejado la noche que salió de allí. (178).

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